lunes, 15 de julio de 2013

Tregua de confines.



Que podrías pensar en el sadomasoquismo
por aquello de que puedo llegar a encontrar placer en el dolor físico,
si lo comparas con los males del alma.
Que podrías contemplarme lejana, como un témpano de hielo,
por eso de que ya nunca recuerdo cómo se lloraba,
y a veces preciso el nacimiento de lágrimas que rieguen traumatismos,
liberando presiones existenciales de mentes conexas y universos decadentes.

Que puede asfixiarte el hábito, pero, ¿Acaso nunca has sentido la opresión del vacío?
Mi vacío se llena con vorágines encendidas por las metas que me marco.
Objetivos que poco se parecen a la trivialidad y que rara vez se me quedan a medias.
Medias tintas cuando se trata de ponerle el bozal a mis caprichos,
pues a nadie le debo más que a mi propia identidad.
Créeme, esto no quiere decir que no me afectara tu estallido,
Pero la venganza puede medirse en vaivenes
Y mis conflictos intrínsecos son más fuertes que tus bases.

Aquí tienes mi compasiva tregua, para huir allá donde ya no supongas un límite más a todas mis apetencias.






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